Hay muchos que piensan que el fútbol
es un deporte embrutecedor, que saca lo peor de cada uno y que no fomenta ni la
cultura ni valores positivos. El cine ha servido para mostrar que todo esto es
falso o por lo menos que no refleja la realidad completa. El sueño de Iván es
uno de esos casos, en lo que el deporte de la pelota sirve de catalizador de la
solidaridad y de las preocupaciones que unos niños tienen ante una tragedia
sucedida en África. Los niños desean colaborar en la reconstrucción del país
mediante la organización de un partido solidario en el que competirán una
selección de los mejores jugadores de fútbol y una selección de niños de todas
las nacionalidades, curiosamente dos serán españoles, nuestro Iván y su gran
rival en la vida y en el fútbol como es morenilla.
A Iván, el protagonista de
nuestra historia, le apasiona el fútbol y su interés amoroso por su amiga
Paula, aún más fanática del fútbol si cabe, le llevan a presentarse a las
pruebas para el equipo internacional de niños. Seguramente no sea el mejor
jugador pero tiene algo que los demás no tienen y es visión global del juego y
unas dotes de líder que hacen que a pesar de todo sea elegido como uno de los
jugadores niños. Su sueño de ser el vencedor y de conquistar el corazón de su
amiga puede cumplirse.
Por lo general las películas que
están pensadas para la familia pecan de demasiado infantiles, personajes planos
que no evolucionan e historias vacías. Este no es el caso, Roberto Santiago ha
construido una fábula moderna que con el fútbol como punto de partida nos
cuenta las dificultades de los niños a la hora de enfrentarse a los problemas
del corazón y a los problemas cotidianos de la vida, cuestiones que no solo no
se solucionan cuando uno es adulto sino que se multiplican. Que Iván y su
entrenador Torres vivan historias paralelas no es casualidad, a ambos se les
cuestiona en su trabajo y tienen dudas en el amor. El mundo de los niños y de
los adultos nunca había estado tan unido, respetando cada uno sus propias
particularidades. A los niños les gustará porque querrán ser como Iván y vivir
una historia como la suya y los padres que acompañen a sus hijos o sobrinos
disfrutarán de una historia con la que se podrán sentir identificados.
Iván no está solo y cuenta con
una gran cantidad de amigos que le servirán de apoyo. Muchos personajes
secundarios que ponen su granito de arena a la historia como la madre del
protagonista, la divertida Cristina Alcázar, un genuino y rotundo Antonio
Resines como el abuelo de Paula o una de
las pequeñas perlas de esta película como es el dúo formado por Fernando Tejero
y Ernesto Alterio como dos comentaristas deportivos que a los largo de la
historia va narrando la historia del partido. Como dos primos de Epi y Blas dan
el gran toque de humor y cierto surrealismo. No podemos olvidarnos del
entrenador Torres que lo interpreta el gran actor mexicano Demian Bichir que da
el punto canalla y gamberro a la historia. Aparentemente es un rebelde que nada
a contracorriente pero que con métodos poco convencionales buscará la victoria
de los niños a los que entrena con pasión. Ana Claudia Talancón, como Amy el
enlace de la FIFA es quien le podrá cierta cordura y buscará el equilibrio.
En definitiva, una historia hecha
con corazón que demuestra que los niños no son tan diferentes de los adultos y
que si se les da la oportunidad pueden hacer grandes gestas y medirse con los
más grandes.
El sueño de Iván se estrena el 14 de octubre
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