Wes Anderson es un director que se aleja de los convencionalismos y busca historias a las que da su toque personal, no siempre es fácil entrar y puede producir cierta perplejidad así que lo mejor que se puede hacer es dejarse llevar y disfrutar lo más posible. Su nueva película nos lleva a una isla de la costa de Nueva Inglaterra durante el año 1965, un lugar que se nos presenta como un rincón idílico en el que conviven varias familias así como un campamento de boys scouts. En un lugar lleno de personajes extravagantes, dos de los preadolescentes más raros y con mayores problemas de adaptación de la isla se conocen y viven su particular historia de amor, con sus momentos de inocencia y de aventura, con una ternura y una sensibilidad que se mueve desde lo cómico a lo absurdo.
Sam y Suzy, los dos protagonistas, conocedores de que su relación es complicada y no se va a entender deciden fugarse para conocerse mejor y vivir una aventura. Los padres de la chica así como todos los miembros del campamento Ivanhoe empiezan una búsqueda de los dos amantes. Si la historia es buena, lo mejor de Moonrise Kingdom son unos personajes a los que es fácil apreciarlos y entenderlos así como la forma de contarlo, como una fábula, como un cuento de iniciación. Es hermosa y logra emocionar y divertir a la vez. En eso ayuda un casting muy bien seleccionado. Los dos niños protagonistas están arropados por un reparto impresionante con actores a los que estamos más acostumbrados a ver en grandes producciones que en películas más independientes como esta. Entre ellos cabe destacar a Bruce Willis, Bill Murray, Edward Norton, Tilda Swinton o Frances McDormand. También ayuda una gran banda sonora así como una gran fotografía que envuelve a la película en un cuento.
Esta forma de narrar ya está presente en otras historias como Viaje a Darjeling que resultaba extraña y divertida pero que lograba atraparte. Es una gran película y muy recomendable.
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