Sir Arthur Conan Doyle creó, en 1887, a Sherlock Holmes, uno de los detectives más famosos de la literatura. Sus aventuras, centradas principalmente en el Londres de finales del siglo XIX, han sido llevadas al cine, la televisión, radio y otros medios en multitud de ocasiones. Esta vez, la pareja perseguirá a Jack el Destripador hasta Madrid.
Uno de los primeros fallos es el idioma: Holmes y Watson, estando en Londres, hablan español. Y un español perfecto, he de decir. Ambos personajes, mientras hablan sobre su futuro viaje a la capital española, hacen un comentario que intenta justificar el uso del español. Holmes le pregunta a Watson por su español, y éste dice que le servirá para defenderse, y que cómo anda el suyo, que si perfecto como siempre. Si lo hubiesen dejado así habría quedado más o menos bien, pero es que más tarde, sin venir muy a cuento, empiezan a hablar en inglés con uno de los personajes españoles.
Otro de los grandes fallos del guión es el número de subtramas completamente irrelevantes para el desarrollo de la trama principal. La construcción de nuevas secciones de Metro, la marcha de Albéniz (encarnado regularmente por Alberto Ruiz Gallardón) al extranjero y su despedida, alguna que otra historia de amor... todas ensombrecen lo principal: la investigación de los asesinatos de prostitutas. De hecho, durante la mayoría del metraje el caso de Jack el Destripador queda tan en segundo plano que nos olvidamos del motivo de su viaje a Madrid. Muy desaprovechada la historia, que podría haber dado mucho más de sí. Durante los 131 minutos que dura, el director y guionista mete con calzador algunas lecciones morales baratas sobre lo malo que es el hombre, la belleza y el amor. Todo lo anterior unido a la lentitud con la que avanza la historia hace que queramos abandonar la sala más de una vez. Tampoco ayuda el apartado técnico, haciendo gala de unos planos estáticos que consiguen aburrir al espectador. Los pocos movimientos de cámara que hay están muy bien rodados y medidos, mostrando todo lo que no capta la lente en espejos, ocultando personajes... En este sentido un aplauso para Garci.
La iluminación va a ratos: algunas escenas tienen una iluminación más que buena, pero otras dan la sensación de haber sido iluminadas como si se tratase de una serie de televisión de muy bajo presupuesto. La ambientación es creíble a la vez que se nota que son decorados. Y me explico: el atrezzo es muy realista, y los decorados están muy bien construidos, pero todo está demasiado colocado, nada da la sensación de ser real, excepto algunas de las localizaciones exteriores y unos pocos interiores, como los salones en los que realizan una cena.
Pero sin duda lo más desaprovechado de todo son los actores. Grandes de la talla de Leticia Dolera y Macarena Gómez tienen papeles muy olvidables. Es cierto que algunos de los secundarios están bien definidos, pero no salen de sus roles y no sorprenden. El resto de personajes son muy planos, lo que hace que no podamos sentir nada hacia ellos. Gary Piquer y José Luis García Pérez, en su papel de Holmes y Watson respectivamente, cumplen, pero no hay nada más allá de eso. En la mayoría de casos se ven forzados, y raramente llegan a transmitir algo más que eso durante la película.
En definitiva, un viaje que deberían haber planeado más, incluso plantearse si valía la pena venir hasta Madrid para... bueno, para lo que sea que hayan venido.
Ficha en Sensacine
Holmes & Watson. Madrid Days se estrena el 7 de septiembre.
Eres muy generoso, la verdad es que no puedo salvar nada del film, y yo que ahora lo veo en bluray, puedo mencionar que el sonido es malo, malo malo. Mal editado, mal montado, se oye mas los efectos de música, atrezzo que algunas conversaciones. Vamos larga, mala, cargante, mal aprovechada, y con un guión tan horrible que me cuesta creer que lo haya hecho alguien que sepa que es el cine.
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