Producida por Sam Raimi nos llega
una nueva historia sobre una posesión diabólica. Los elementos con los que
trabaja el director son unos padres divorciados, una joven inocente y una caja
de madera en donde habita un espíritu del mal. En este caso se trata de un
dibbuk, un espíritu malvado de tradición judía. Se nos vende la historia como
basada en hechos reales como si eso le diera mayor valor a la historia o la
hiciera más creíble cuando normalmente suele ser todo lo contrario. ¿Por qué
tiene que ser mejor o más creíble una historia que haya pasado de verdad a algo
que haya imaginado un guionista? Estamos acostumbrados a que los espíritus y
los diablos sean de la tradición católica así que algo que hace de esta
diferente es que se trate de un demonio Judío, tan sólo es cambiar al exorcista
sacerdote por un rabino. El caso es el Dibbuk ha sido encerrado en una caja con
unas instrucciones de no abrir, lo malo es que no vienen en inglés y los que la
compran en un mercadillo de segunda mano no saben descifrar las palabras así
que no se les ocurre otra cosa que saciar su curiosidad abriéndola, o por lo
menos intentándolo. Pasa lo que tiene que pasar, el demonio ataca al miembro
más frágil e inocente de la casa, por que si vas a corromper a alguien mejor a
alguien bueno que no a alguien al que haya dudas. La niña empieza a tener una
relación de dependencia con la caja y aumenta su agresividad.
El padre, realmente preocupado de
lo que le pasa a la hija investiga y descubre lo que está pasando. La madre
achaca el comportamiento de su hija a que está siendo maleducada por el padre
hasta que en un momento pasa algo y se hace creyente y consciente de lo que
está pasando. Hay una desproporción en los tiempos, el director se recrea
demasiado en la primera parte de la película, mostrándonos cómo llega la caja
en posesión de la niña y como a poco va cambiando su personalidad que en cuanto
empieza la acción los acontecimientos van demasiado deprisa y en cuento empieza
lo más interesante ya acaba la película. Aún así la película no está mal,
resulta entretenida y para pasa un rato sin demasiadas pretensiones, el
problema es que ya hemos visto muchas veces esta historia en otras películas y
que son mejores. El mayor valor lo veo en los actores. La película está
protagonizada por un trío de actores muy televisivos, los padres de la niña son
Jeffrey Dean Morgan, el Denny Duquette de Anatomía de Grey y Kyra Sedgwick,
esposa de Kevin Bacon y la dura dectective de The Closer, la nueva pareja de la
madre no es otra que Grant Show, el rebelde Jake Hanson de Melrose Place.
The Possesion. El origen del mal se estrena hoy 7 de septiembre
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