Scott Derrickson, el director de la terrorífica El exorcismo
de Emily Rose, nos trae Sinister, su nueva incursión en el cine de terror tras
la insípida Ultimátum a la Tierra.
Sinister cuenta la historia de un escritor de capa caída que
acaba de mudarse, junto a su familia, a una nueva casa para escribir su próxima
novela. Con este planteamiento visto mil veces empieza la película (tras una
introducción de lo más escalofriante). Y no tiene muchas sorpresas, a pesar de intentarlo.
Pero se queda en eso, en un intento, como al intentar dar profundidad a unos
personajes demasiado predefinidos: la esposa incrédula, los hijos problemáticos
y el padre obstinado. Hay que admitir que los momentos de tensión cumplen su
cometido, con una historia de fantasmas un poco más elaborada que a lo que nos
tienen acostumbrados últimamente.
Una de las mejores cosas de la película es, sin duda, la
fotografía. A pesar de ser muy corriente, tiene momentos decentes, como cuando
el escritor va alumbrando con el móvil, o los momentos en los que éste usa el
proyector.
La dirección es la típica en estos casos: movimientos de
cámara suaves en los momentos tranquilos y cámara epiléptica en los momentos de
tensión. Lo mejor son las cintas de Super 8, sin duda. Y las actuaciones… son suficientes. Los únicos destacables
son los hijos, que tienen algunos momentos que consiguen asustar bastante.
Ethan Hawke no está del todo mal, aunque se limita a poner las mismas
expresiones todo el rato. Y la mujer… no aporta nada quitando unos cuantos
reproches a su obsesivo marido.
En conclusión: Sinister es una película que puede gustar
bastante a los fans del género, pero si no te gusta el cine de terror… mejor
apagar el proyector.
Sinister se estrena mañana 31 de octubre.
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