Mucho se habla de la actual
crisis económica, se dice que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades,
que el actual estado de bienestar no es viable y que tenemos trabajar más por
menos; pero lo que no se hace en ningún caso es buscar la causa de esta crisis,
cómo solucionarla efectivamente y cómo evitar que vuelva a suceder algo o por
lo menos minimizar las consecuencias. Estamos viendo en nuestro país cómo cada
vez más gente está perdiendo sus trabajos, cómo al no poder pagar la hipoteca
de sus casas el banco las están desahuciando y además con una deuda que difícilmente
podrán pagar. El poder político sirve al poder económico en vez de dar
respuesta a los ciudadanos a los que deberían representar. Nuestro nuevo amo es
el dinero y este está en manos de unos lunáticos y unos inconscientes que han
llevado el egoísmo hasta niveles insospechados. En una situación tan decadente
como la actual nace la nueva película de Costa Gavras en la que casi a modo de
fábula cuenta la historia de Marc Tourneil, un joven economista que por
diversas circunstancias acaba dirigiendo uno de los más importantes bancos de Francia.
El director nos muestra
abiertamente los abusos y todas las trampas y tejemanejes que tiene la banca
para quitar el dinero a la gente y repartírselo entre ellos; cómo los grandes
banqueros y las grandes fortunas hacen todo lo posible por mantener ese nivel
de poder que el dinero les da. Si Alex de la Iglesia utilizaba al cómico José
Mota para retratar las miserias de la sociedad en La chispa de la vida, aquí
tenemos a Gad Elmaleh (Un engaño de lujo, Midnight in Paris…) para mostrarnos
su cara más dramática. Personifica esa locura y esa inconsciencia que nos ha
llevado al caos actual. La crisis que perjudica a la mayoría es sin duda una
oportunidad para unos pocos de mantener el nivel de vida que tienen o incluso
de ganar más.
Los banqueros engañan, roban pero
ellos no son los que acaban responsabilizándose de sus errores sino que somos
nosotros que cómo clientes, empleados y al final cómo ciudadanos los
perjudicados. Hace menos de un año saltó el escándalo de las preferentes en España
en la que la mayoría de los bancos y las cajas habían vendido a pequeños
ahorradores unos productos financieros de gran riesgo por plazos fijos
normales. Lo que se les decía que era algo de buena rentabilidad y que tendrían
su dinero a su disposición cuando quisieran se han convertido en un secuestro
de sus ahorros pues el vencimiento es perpetuo, y si quieren pasarlo a líquido
tienen que ponerlo en el mercado y estos fondos ahora han perdido mucho valor
pues se consideran tóxicos y ya nadie los quiere. Lo que en una sociedad normal
hubiera sido un escándalo y hubieran mandado a todos los responsables de este
engaño masivo a la cárcel no ha pasado de unas informaciones en la prensa y
aunque en algunos casos, mediante acciones judiciales, han recuperado sus
ahorros todavía son miles de familias que ven cómo no pueden disponer de lo que
durante tantos años les costó tener.
Una película como El Capital es
necesaria en estos momentos porque nos sirve para entender muchas de las cosas
que están sucediendo y aquellas que podrán pasar. Porque para los que de una u
otra forma hemos sido víctimas de los abusos de la banca nos puede servir de catarsis.
Id a verla, no os arrepentiréis.
El capital se ha estrenado el 30 de noviembre
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