Título original: Warm
Bodies Director: Jonathan Levine
Guionista: Jonathan Levine (Novela: Isaac Marion) Música: Marco
Beltrami, Buck Sanders Fotografía: Javier Aguirresarobe Interpretes: Nicholas
Hoult, Teresa Palmer, John Malkovich, Rob Corddry, Analeigh Tipton, Dave
Franco, Cory Hardrict Distribuidora: Eone Fims Fecha de estreno: 19
de abril de 2013
Los zombies funcionan muy bien
como una metáfora de la sociedad actual, una sociedad adormecida que por lo
general ha dejado de pensar por sí misma, que ha dejado de ser crítica con el
poder y que se limita a existir, a seguir viviendo sin ningún objetivo más allá
de la propia supervivencia, y además parece que es contagiosa porque cada día
parece que hay menos que logran resistirse. Pero los zombies (o infectados) son
malos personajes, no se expresan más que con ruidos, son lentos, torpes y nada
expresivo y lo único que hacen es intentar localizar vivos y morderlos y
comerlos para infectar a más vivos posibles. No dan para más y si te centras en
las historias de los vivos el público las rechaza porque dicen que son
interesantes, pero hacer una película centrada en gente huyendo de muertos
vivientes para que no se los coman no puede centrar la trama de una película. Pero
esta historia de zombies tiene tres peculiaridades en cuanto a otras películas
o series; en primer lugar el protagonista y el que va guiando la historia es R,
un zombie joven de edad indefinida que va guiando la historia, que la historia
contempla dos tipos de zombies, por un lado a los que conocemos y otros que ya
sólo son esqueletos y ya han perdido todo tipo de humanidad, son oscuros y los
personajes realmente aterradores de la historia, y por último que se trata de
una historia de amor entre el protagonista R y la hija de la resistencia humana
Julie.
Los zombies no se pueden expresar
y casi no pueden hablar así que el director opta por la socorrida voz en off
para que esto no acabe siendo como una película francesa aburrida en donde
apenas hay diálogos. No se lleva mal y el protagonista nos va contando cómo es
su monótona vida de zombie viviendo en la terminal de un aeropuerto con la amenaza
de que quizás en algún momento acabe convirtiéndose en un esqueleto viviente. Y
ahí es cuando conoce a Julie y ella despierta en él sentimientos que hace
tiempo no sentía. El referente más claro de la historia es Romeo y Julieta
porque son dos enamorados que sufren la incomprensión por parte de la gente que
los rodean, porque los zombies querrán comerse a la chica, porque eso es lo que
hacen con los vivos y la resistencia meterle una bala en la cabeza a R y evitar
que la plaga se extienda y la humanidad desaparezca de la tierra. También el
nombre de los personajes se parecen al drama de Shakespeare R y Julie y por si
fuera poco hasta han puesto la escena del balcón en donde el chico va a visitar
a su amada a su casa y tienen que hablar en susurros para no despertar a los
familiares.
La película, excepto por alguna
escena en donde hay algo de acción, funciona como una comedia romántica
especial por las características de los protagonistas. Una viva y un muerto. Los
zombies no dan especialmente miedo pero resulta entretenida. El prólogo está
muy bien sobre todo por ese montaje en donde vemos que no hay tanta diferencia
entre los zombies y la gente que vive idiotizada y que se relaciona más con los
aparatos que con las personas que tiene a su alrededor. Casi somos zombies
ahora, sólo que todavía no nos comemos los unos a los otros. La forma en la que
se conocen y enamoran los personajes también es de lo mejor de la película. Pero
eso de que sea el amor lo que redime a alguien, aunque ese alguien sea un
muerto viviente ya está demasiado visto.
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