Aunque hayan pasado bastantes
años y Audrey Tautou haya hecho diferentes papeles es difícil no buscar a la
desequilibrada pero encantadora Amelie Poulain. Esta película que estrena esta
semana no podría estar más en las antípodas de aquella comedia o quizás no
tanto. Son dos mujeres introspectivas aunque una con mejor suerte que la otra. Se
trata de la historia de una mujer llamada Teresa Desqueyroux que vive en la Francia
de entreguerras. Los matrimonios concertados eran frecuentes porque no se
trataba tan sólo de la unión de dos personas sino de vínculos familiares que
permiten la concentración de las riquezas, en este caso que dos familias con
importantes terrenos con pinos unan sus fuerzas y logren fortalecerse. En una
sociedad tan cerrada con unas normas tan estrictas un alma libre como la de la
protagonista que se mueve entre el deber y el deseo hace que surja el conflicto.
Además se trata de una mujer culta que se refugia en los libros, no alguien que
se limite a cumplir una serie de órdenes sin tener criterio propio. Ella sueña
que el matrimonio sea su tabla de salvación y que termine con esa dualidad que
hay en su interior. La historia está contada de tal forma que uno puede intuir
los verdaderos anhelos de la protagonista sin que se lleguen a expresar de una
forma clara. Es muy importante la figura de la cuñada en la que se ve reflejada
porque la pasión que siente por un vecino y que la lleva a enfrentarse a su
familia ya que tienen a otro candidato mejor. Pero también ve como su cuñada
renuncia a su sueño de libertad y va cediendo a los deseos familiares como hizo
ella, hace que se exteriorice menos sus sentimientos y se sumerja en un pozo de
tristeza y desolación. Eso hace que el espectador difícilmente pueda empatizar
con la protagonista. No se entiende en el fondo ni lo que hace ni por qué, y
eso a pesar de que el trabajo de los actores es impresionante. Desde Audrey
Tautou que conmueve con un personaje tan trágico, con el marido provinciano al
que da vida Giles Lellouche o la cuñada Anaïs Demoustier.
Una de las bazas que tiene la película
es una hermosa fotografía, bellos planos muy bien escogidos pero que resultan
fríos y a los que sentimos distantes. Quizás por otro lado, esta sea la mejor
forma de contarnos una historia de una mujer complicada que vive más en su
mundo y que no llega a expresar todo lo que siente porque entra demasiado en
conflicto con lo que se supone que debe sentir y vivir. En tan solo tres
ocasiones conseguimos entrar en su mundo a través de las fantasías y de sus
sueños y de este modo comprender ligeramente lo que le pasa, y por qué una
mujer hermosa e inteligente puede degradarse y corromperse de tal manera. No es
una película para aquellos a los que les guste el cine de acción y con
historias con grandes giros en las tramas; es más bien una película para
aquellos a los que les gusta el cine que cuenta historias sobre las que uno
pueda reflexionar y buscar una explicación ya que el director tan solo ha
insinuado y uno a través de sus propias experiencias puede buscar la mejor de
las interpretaciones. Sin salir emocionado ni extasiado de verla creo que es
una película hermosa, con una gran actriz protagonista que hace otro gran
trabajo y que merece la pena darle una oportunidad.
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