Título Original: The returned
Director: Manuel Carballo Guión: Hatem Khraiche Fotografía: Javier Salmones
Música: Jonathan Goldsmith Intérpretes: Emily Hampshire, Kris Holden-Ried,
Shawn Doyle, Claudia Bassols, Emily Alatalo, Paulino Nunes, Melina Matthews
Distribuidora: Filmax Fecha de Estreno: 15/11/2013
De la mano de los productores de
Rec y Mientras duermes nos llega una de las películas de temática de muertos
vivientes más alejada de los tópicos y de la iconografía que tenemos de estos
personajes, especialmente ahora que están tan de moda en cine como en televisión.
Si en The walking dead o Guerra mundial Z el protagonismo se lo llevan los
humanos y en la extraña Memorias de un zombie adolescente eran los propios
zombies los que tomaban la palabra, aunque tuviera que se mediante voz en off,
porque no resultan demasiado expresivos, en esta vemos que tanto la gente que
ha pasado por el virus mortal como el resto de humanos tienen un papel
importante en la historia. El director nos sitúa en un momento en el que tras una
gran epidemia algunos de los muertos han vuelto a la vida con una amenaza de un
virus que está latente y que si no se deja aletargado hace que estos se
conviertan en zombies y acaban convirtiéndose en unos monstruos de forma
irreversible. Existe una proteína que tienen que inyectarse estos retornados
cada día para llevar una vida normal; pero esta proteína se extrae directamente
del cuerpo de los zombies y como cada vez son más los retornados, esta
sustancia se convierte en un material muy preciado por lo escaso. La
protagonista es una científica que investiga cómo conseguir sintéticamente esta
proteína y conseguir una vacuna o cura definitiva para que no se vuelva a
producir más víctimas. Su pareja es uno de los retornados y su interés por
conseguir resultados es doble. Normalmente este tipo de películas están llenas
de zombies desfigurados, mucha caracterización, además de mucha acción,
persecuciones, ataques, sangre así que cuando llega una propuesta tan diferente
como esta, independientemente de los resultados hay que tenerla en cuenta y
darle una oportunidad.
Los retornados es cierto que es
una película fantástica porque el planteamiento lo es, no ha habido una
epidemia ni existe un virus que haga que las personas se conviertan en monstruosos
zombies, pero eso no quita que tenga una base que pueda conectar con la
realidad que vivimos. Los retornados son unos enfermos que tienen dentro de
ellos una amenaza, algo así como los portadores del virus del sida que aún no
han desarrollado la enfermedad pero que puede suceder en cualquier momento y
también es una enfermedad que pueden contagiar si no se toman las medidas
oportunas. Del mismo modo que en la realidad que nos muestra Los retornados
existen formas de retrasar ese final que parece inevitable. De todos modos, no
es una traducción literal de una enfermedad porque los zombies se infectan
mediante la sangre pero pueden mantener relaciones sexuales con humanos
tranquilamente que no les va a pasar nada. Por otro lado, el hecho de que el
gobierno de ficción les ponga las cosas difíciles a los retornados y que no
pongan los suficientes recursos para la investigación hace que exista una trama
y un conflicto dentro de la historia pero conecta mucho con los recortes en
sanidad que sufrimos y que culpabilizan de alguna manera al enfermo por considerarlo
una carga para el estado así como una discriminación porque lo que no se conoce
da miedo.
Para aquellos aficionados al
terror más gore y sangrienta evidentemente se llevarán una desilusión porque no
hay nada de esto aquí, pero hará que gente a la que le gusta un cine diferente
menos comercial se puedan acercar a una película de infectados sin miedo a que
les resulte excesivamente agresiva. Sin llegar a emocionar convence y esperando
a que guste, los guionistas han dejado la puerta abierta a una secuela porque
deja varios interrogantes abiertos y varias tramas que no están cerradas
completamente.
Estoy deseando ver esta original nueva vuelta de tuerca al cine de zombies. Me recuerda un poco lejanamente a Fido una comedia de muertos vivientes ambientada en los cincuenta donde los zombies son mascotas
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