El género musical es uno de mis
favoritos porque es el que mejor se adapta a mi concepto de cine. En ningún
momento se oculta el artificio que es el cine y aunque puedan ser historias que
nos resulten cercanas siempre hay una distancia entre lo que cuenta y la
realidad. Nadie se pone a cantar en medio de la calle pero incluso así fuera la
composición de las escenas, las coreografías convierten a este tipo de
películas en algo exclusivo del cine que no se podría repetir en un teatro. Del
mismo modo que en Mamma mía partían de las canciones de ABBA para construir una
historia y montarse un musical, aquí hacen lo mismo con el grupo The
proclaimers. Empezó en el teatro y ahora llega a los cines. En un teatro se
gana la energía que se transmite de un espectáculo en directo, no es lo mismo
tener delante a los actores delante que algo grabado y montado, pero también es
cierto que en pantalla se dan más medios y todo es más espectacular. Podemos
cambiar de localizaciones fácilmente y la cámara va marcando una visión que
estando en un mismo lugar en un teatro no podríamos contemplar.
Nos cuenta la historia de tres parejas, una
que se acaba de conocer y que tienen su primera cita, otra pareja que lleva
años y que después de que él haya vuelto de Afganistán cree que es el momento
para dar un paso a la relación y sentar la cabeza y una pareja madura que va a
cumplir veinticinco años juntos. La historia se crea buscando una conexión con
las letras de las canciones y eso hace que no tenga que salir una trama
interesante. La excusa no es demasiado buena y eso hace que en algunos
momentos, sobre todo al principio de la película en la que hay más acción y menos
canciones cueste entrar. Pero en cuanto empieza a sonar la música, los actores
se ponen a cantar y a bailar la cosa
mejor notablemente. Sin ser especialmente seguidor del grupo al que
dedican el musical he de decir que he disfrutado considerablemente. Como ya
digo la trama no es especialmente interesante pero es lo de menos. El director
lleva la cámara con gran maestría para sacar el mayor partido a las coreografías
y el mayor partido a unos actores que hacen un trabajo espectacular. Una película
muy recomendable para los amantes del género y que supone la segunda película
como director del actor Dexter Fletcher.
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