La religión tiene muchas
funciones, entre ellas darnos consuelo para enfrentarnos a temas como el de la
muerte. La ciencia no sirve para responder a todo y la duda acerca de lo que
nos aguarda después de que muramos siempre está presente. No a todo el mundo le
sirve que ese es el fin y las religiones llenan este vacío. La película no
oculta en ningún momento su vocación de lanzar un mensaje religioso y ser
altavoz de una doctrina en concreto. Los protagonistas son una familia bien
avenida, él es pastor, ella una abnegada esposa con dos hijos que son una
pequeña bendición, cuando el niño cae enfermo y está al borde de la muerte todo
parece venirse abajo, pero sucede un milagro y consigue salvarse. El hijo tras
ese acontecimiento sufre una transformación y narra las experiencias que ha
tenido en ese estado de transición entre la vida y la muerte. Explica un
extraordinario viaje al cielo y lo que ha vivido con Jesús. Es curioso la
respuesta que tienen los vecinos, si uno es realmente creyente, también puede
esperar que en algún momento dios de alguna respuesta. Que las visiones del
niño y sus enseñanzas las tomen sin demasiado valor demuestran que en el fondo
la gente quizás no sea tan creyente como pretende, que quizás todo tenga que
ver con tradiciones culturales y no con un convencimiento de que después de la
vida hay algo. Pero evidentemente esto es una película con un propósito en
concreto, que es el de hacernos creer que realmente existe un cielo, no en el
sentido físico, sino en el espiritual y que allí va una serie de elegidos por
su comportamiento terrenal. Todo está pensado aquí para hacernos creer que lo
que dice el niño es verdad y que realmente hay un cielo al que acudiremos
cuando somos buenos. El director ha buscando lanzar un mensaje en positivo y se
olvidan temas de qué pasa cuando uno actúa mal y también omite aquellas
cuestiones acerca de qué es lo que entiende dios de qué es una vida merecedora
de un castigo.
La película no está mal, tiene
una historia entretenida, un guión que va desarrollando unos personajes y una
dirección que cuenta la historia de la mejor forma hecha por Randall Wallace,
autor entre otras de guiones como Braveheart, El hombre de la máscara de
hierro, Pearl Harbor o Cuando éramos soldados. Los actores cumplen du función.
Destacar el trabajo de Greg Kinnear, Kelly Reilly y Margo Martindale. El
problema con esta película es que se trata realmente de un gran anuncio de
publicidad que en Estados Unidos ha tenido un gran éxito de taquilla llegando a
recaudar 100 millones de dólares. No creo que aquí corra la misma suerte porque
aquí no tenemos una tradición de este tipo de cine si exceptuamos cuando en
semana santa en la televisión ponen relatos de la biblia. Cuando la gente
sufre, cuando no hay esperanza y todo es circunstancial y hay incertidumbre
hacia el futuro caemos el peligro de ceder a la religión y a los misterios que
centrarnos en resolver nuestros problemas. No estoy en contra en que se trate
la religión en el cine, es más creo que es algo que de alguna forma se puede
reflejar porque ya sea por ser creyente o porque rechazan la idea de dios, esta
forma parte importante en la vida de la gente y el cine no puede ser ajeno. Son
pocos los que tienen una actitud escéptica. Lo que no me gusta y que esta película
es un buen ejemplo es que se haga sin ningún espíritu crítico.
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