Después de un fallido
acercamiento al cuento de Jack el cazagigantes, Bryan Singer vuelve a retomar
una de las sagas de superhéroes que más ha impactado y con más éxito y que
comenzó hace ya 14 años. Tras dirigir las dos primeras partes dejó la tarea de contar
la vida y aventuras de este grupo de mutantes a otros directores que han dado
su visión. Aunque los personajes y la trama tengan una cierta continuidad es
cierto que cada película tiene su propia personalidad y se puede ver
independientemente de las otras sin perder información ni sentir que nos falta
algo. La historia que nos plantean en esta ocasión sigue la película XMen
primera generación en la que era un acercamiento a los personajes en sus
primeros años en los que apenas tenían control sobre sus habilidades y en donde
los mutantes no se habían separado entre los considerados buenos y malos.
Magneto y Profesor Xabier era amigos y luchaban por las misas cosas. Lo que
hace Singer es unir a los dos repartos y situar la acción en dos tiempos, en un
futuro en el que los mutantes (y los humanos sin cambios genéticos que los
apoyan) son exterminados y enviados a campos de concentración así como al año
1973 en el que se toma esta decisión de terminar con esta supuesta amenaza. Lobezno
es el que tiene que volver al pasado e intentar convencer a los jóvenes Xabier
y Magneto de que tienen que colaborar entre ellos e impedir a Mística que
cometa un gran error que pagarán muy caro.
Mucho se critica que se hagan
tantas películas de superhéroes cuando realmente no deja de ser una forma de
hablar sobre nosotros y sobre nuestra historia de una forma fantástica. Lo que
diferencia a los X-Men de otros superhéroes es que son plenamente humanos, no
han venido de otros planetas como Superman, tampoco son ricos atormentados que dilapidan
su fortuna en objetos y maquinaria que le ayuda a tener más fuerza como Batman
ni tampoco le han tenido que picar una araña para que le transmita sus poderes
como a Spiderman. Es la propia naturaleza la que ha obrado esos cambios y que
les ha hecho tal y como son. Y lo nuevo, lo diferente, lo desconocido causa
miedo y este rechazo así que los mutantes en vez de comprensión sufren el
desprecio de sus compañeros. La historia que por primera vez recoge más
elementos del comic que en otras películas se pondría entender como una forma
de contar el holocausto ya que en el futuro que quieren cambiar los mutantes
son tratados del mismo modo que Hitler trató de acabar con los judíos a los que
consideraba una amenaza.
Que la acción tenga lugar en dos
momentos tan diferentes resulta atractiva porque frente a unos nostálgicos años
70 un futuro diatópico en el que no faltan las grandes peleas. La trama de los
70 también es interesante porque, como en la anterior película, nos muestra los
orígenes de los personajes y nos cuentan lo que han tenido que vivir, las cosas
que han sufrido y que les han convertido en lo que serán en el futuro. Sin
perder sus toques de humor, sobre todo gracias a un espléndido Lobezno, la película
no se deja llevar por la simplicidad sino que aborda cuestiones interesantes
acerca de la aceptación al otro con el que tenemos más cosas en común de lo que
nos separa. En el fondo a los intolerantes les da miedo verse reflejados en
aquellos a los que rechazan y por eso buscan su desaparición. Esta es una de
las mejores películas de la saga de X-Men ya no sólo por la complejidad de la
historia que gana en interés y por unos personajes que evolucionan y que
sorprenden sino también por la espectacularidad de la acción que tiene. A la
hora de ir al cine podremos verla tanto en 2 como en 3D y en copias en VOSE (lo
más recomendable) o doblada. Como es habitual en las películas de Marvel es
interesante quedarse hasta el final de los títulos de crédito porque nos da un
pequeño avance de lo que será su próxima película.
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