Esta segunda jornada del festival
ha resultado agridulce porque no ha cumplido exactamente con todas las
expectativas generadas. Con una película polémica, que personalmente me ha
gustado, como es El extraño gatito, pero que ha provocado una desbandada de la
gente a mitad y eso que tan sólo dura poco más de una hora, a películas como
Querida Courtney que tiene un buen comienzo pero que se va desinflando su
potencial mientras avanza la historia o la ridícula Susurros tras la pared.
Querida Courtney
Podría llevarnos a engaño el
título de la película pues no se trata una historia sobre el líder de Nirvana
ni tampoco sobre su esposa Courtney Love sino de un joven que busca en la
música la forma de conquistar a la chica que le gusta. A pesar de que no se le
da muy bien no deja el empeño y no para de grabarle canciones. La película se
imagina que una de esas cintas que le graba acaba de alguna extraña forma en
manos de Kurt Cobain y que este compone la canción de Smells like teen spirit. Aprovechando
una gira por Alemania decide buscarlo y recuperar su canción. La película tiene
un gran inicio, divertido y con muchas posibilidades, con una fotografía que
nos lleva a esos años de nuestra adolescencia, pero que poco a poco todo ese
entusiasmo inicial se va diluyendo. Para ser una ópera prima no está mal porque
la película cuenta con más aciertos que fallos y estos últimos no es lo que nos
quedamos después de verla.
El extraño gatito
Enmarcada dentro del ciclo Artaus
nos encontramos con El extraño gatito, en realidad, no se trata de un gato sino
de una gata. La proyección empezó con algo de retraso al poner la versión en
alemán sin subtítulos. El caso es que se trata de las películas más extrañas de
las que se han visto en el festival. Es extraña por su simplicidad y porque es
un tipo de historias y de forma de narrarlas que se aleja completamente de lo
que estamos acostumbrados. Más allá de los resultados es interesante acercarnos
a este tipo de cine porque sirve de revulsivo para desintoxicarnos de tantas
películas cortadas por el mismo patrón. No sé si cómo dicen en el programa del
Festival que la historia está levemente inspirada en La metamorfosis de Kakfa
pero la película nos acerca a un día común de una familia alemana. La forma que
tienen de relacionarse, de cómo los padres tratan a los hijos, de cómo se
tratan los padres entre ellos y con el resto de la familia nos permite observar
la gran diferencia y también las similitudes. Si consigues entrar en el juego
que nos propone el director puedes disfrutar de la película, sino lo más seguro
es que te aburras porque hay poca acción. Hay algunos aspectos que me han
parecido interesantes y es la forma que tienen los personajes de avanzar la
historia, las cosas suceden fuera de plano y son los actores lo que cuentan lo
que pasa, lo que hacen o lo que viven. Primero nos lo cuentan y luego lo vemos,
como si realmente tuviera más importancia el relato contado que vivido.
Susurros detrás de la pared
Para su joven director Susurros
detrás de la pared supone su ópera primera y proyecto de fin de carrera. Una
historia pensada para su consumo televisivo, se trata de una extraña historia
con elementos de trhiller y de terror en el que no hay ni sustos y en el que
las situaciones y los personajes están llevados tan al límite que en vez de
miedo nos da la risa. El protagonista es una estudiante de derecho que acaba
alquilando de una forma extraña un piso con una inquilina con la que hará
buenas migas desde el principio. Una mezcla de atracción erótica y de misterio
que surge por lo que el protagonista se imagina que ocurre entre la dueña del
piso y su novio celoso. Todos los personajes, excepto el protagonista que
dentro de lo que cabe es lo más normal, están demasiado el límite, son
exagerados al máximo que no se les puede tomar en serio por lo que no causan
tensión ni miedo sino más bien sonrojo y vergüenza. Es de este tipo de películas
que verías con amigos para echarte unas risas pero poco más.
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