Adaptar sagas juveniles a la gran pantalla suele dar buenos
resultados, y 'El corredor del laberinto no iba a ser menos' iba a quedarse
sólo en las estanterías de miles de adolescentes. Wes Ball adapta con más o
menos gracia el comienzo de esta saga que ya tiene confirmada su continuación,
'Las pruebas'.
Un futuro distópico, un adolescente en apariencia normal que acaba
destacando y liderando, una mega corporación que está detrás de todo el cotarro,
un adolescente malvado archienemigo del protagonista, un poco de romance
adolescente y un personaje que despierta el afecto del protagonista. ¿'Los
juegos del hambre'? Podría ser, pero no. En este caso a lo que los personajes
tienen que enfrentarse es a un terrorífico laberinto que cambia cada día y
queda sellado por la noche convirtiéndose en una trampa mortal. 'El corredor
del laberinto tiene, principalmente, dos problemas: según va pasando la
película y vamos sabiendo más, menos nos interesa. El segundo y más grave es el
laberinto: inquietante al principio, con cada incursión se vuelve más aburrido.
En ningún momento se siente miedo, ya que desde que aparece al comienzo de la
película sabes que el protagonista no va a recibir grandes daños, y los corredores
-personajes con capacidades físicas sobresalientes que se dedican a explorar y
trazar un mapa del laberinto- nos dan relativamente igual. Por muy comprometida
que sea la situación nunca se siente una tensión. Ni siquiera te preguntas si
el protagonista saldrá con vida, sino cómo se librará del lío en el que está
metido. Fallos menores son, por ejemplo, que los dilemas morales están muy
diluidos y eso provoca cierta indiferencia, o que casi todos los personajes son
demasiado planos o están mal aprovechados. A pesar de todo la película es
entretenida, y pasaremos un rato ameno viéndola. Un punto a su favor es que no
se han empeñado en estirar la historia innecesariamente y vendernos una
película de dos horas y media.
Wes Ball hace un buen trabajo de planificación cuando los personajes
no están metidos en el laberinto. Una vez dentro, durante las escenas de
acción, todo se vuelve demasiado confuso. El movimiento de la cámara nos impide
distinguir gran cosa, y aunque esto podría beneficiar a la narración al ser
exagerado puede hacer que el público se pierda y no sepa si está viendo una
pierna, un bicho con treinta y cinco patas o a Katniss Everdeen con su arco. La
dirección de actores es correcta, lo normal para una película de estas
características. Tenemos a los típicos actores guapos que más o menos saben lo
que hacen, la típica actriz con cara de Kristen Stewart que bien podría ser un
jarrón y un par de adultos que ni pinchan ni cortan. La actuación más destacable es, obviamente, la del Thomas, el protagonista, interpretado por Dylan O'Brien.
En definitiva, si eres fan de las películas distópicas en las que unos
adolescentes lo pasan mal ésta es tu película. Si quieres pasar un rato sin
pensar demasiado, también lo es.
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