Tras El lado bueno de las cosas Bradley Cooper y Jennifer Lawrence
se unen de nuevo para protagonizar 'Serena', de Susan Bier. La
adaptación de la novela de Ron Rash cuenta la historia de George, copropietario
de una maderera, y Serena su flamante mujer. Recién casados vuelven al campo
para seguir haciendo crecer su imperio en medio de la gran depresión. Mientras
que su carrera profesional parece un tren sin frenos, su vida sentimental va a
peor.
'Serena' tiene un problema principal: parece una novela barata
romántica comprada en una estación de servicio con poca oferta literaria. Otro
problema grande es el ritmo: es lenta, aburrida. Nada, ni su pareja
protagonista, ni la música, ni la planificación salvará al espectador de pensar
en los recados que tiene que hacer al día siguiente. Y mientras los hace, no
recordará haber visto una película llamada 'Serena'. Los que entren en la sala
sólo por Bradley Cooper y Jennifer Lawrence se llevará una decepción tremenda,
ya que la química vista entre la pareja protagonista en 'El lado bueno de las
cosas' y 'La gran estafa americana' aquí brilla por su ausencia. Y no sólo hay
falta de química, sino que además dan la sensación de haber interpretado esos
personajes con desgana. Esto se extiende a casi todo el reparto, que excepto en
algunas ocasiones soltarán sus frases pensando en los recados del día
siguiente. Otro problema es intuir lo que va a pasar a continuación, pero que
no importe demasiado al espectador. Puede que casi dos horas de película no
sean suficientes para empatizar con Cooper o Lawrence, o puede que los
personajes sean tan ajenos a nuestra forma de vivir que el espectador no
consiga compartir sus motivaciones. Si hay que destacar algo bueno, sin duda
sería la dirección de arte y la fotografía. Ambas consiguen introducirnos en el
universo creado para la película que el guión en sí y los actores. La música
es, también, un elemento muy importante que eleva la calidad de la película al
suficiente raspado.
En definitiva: 'Serena' es una película sosa que dejará indiferentes incluso a los
fanáticos de Jennifer Lawrence y Bradley Cooper.
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