En el mundo actual
en el que los valores son los de democracia, libertad la religión es un tema
complicado porque hay que compaginar por un lado el hecho de que exista
libertad individual para que cada uno tenga sus propias creencias pero por otro
lado preservar la libertad general ya que no siempre lo que sustenta las
religiones son la libertad ni la democracia. Si la religión se mantiene en el
ámbito personal no hay conflicto pero cuando se traspasa y se hace un uso
público ahí viene el problema en una sociedad en la que tienen que convivir
gente de diferentes credos. Un país como Francia que tiene un valor tan claro
como es el laicismo es el marco de esta historia en donde una familia ve como
tienen que compaginar miembros de las religiones mayoritarias. Mientras que
ellos son católicos las hijas van eligiendo maridos que profesan otras
religiones. Ellos son un matrimonio de clase media-alta tirando a conservadores
que se han criado en los valores clásicos de la república y no ven con muy
buenos ojos las elecciones de sus hijas pero tienen que aceptarlo quieran o no.
Tienen la esperanza de que su última hija soltera elija como marido a alguien
que sea más afín a ellos. Efectivamente escoge como pretendiente a un hombre
católico y de buena familia, aunque no tenga una profesión demasiado a su
gusto. El conflicto surge en que el elegido es negro con lo que pone a prueba
no solo la tolerancia de sus padres sino de sus hermanas y de sus cuñados
demostrando lo fácil que es caer en la discriminación y en el rechazo al
diferente. Nadie es libre de ser discriminado o de sufrir el odio de otro. De
todos modos siempre es mejor padecer un sufrimiento que realizarlo. Este es uno
de los aciertos de la película ya que no sólo los padres franceses ven con
recelo esta unión sino que los padres del joven africano también se preocupan
por su hijo al que les gustaría que entrara en su familia alguien más parecido
a ellos. El rechazo y miedo al diferente es universal.
El tono que ha
buscado el director para su película es el de la comedia, que no busca el realismo
sino que seamos conscientes del conflicto de una forma agradable. Es sabido que
este tipo de problemas suelen acabar mal y de forma más trágica pero cuando se
cambia la perspectiva y se rebaja el nivel de tensión todo resulta más
agradable. Los padres de los novios (me refiero a los hombres de las dos partes
de la pareja) no resultan tan agresivos ni cascarrabias como serían de verdad y
las madres seguramente no suelen ser tan comprensivas y apaciguadoras. Las
hermanas y cuñados juegan un papel complicado y quizás sorprendente ya que no se
muestran tan colaborativas como se pudiera pensar. Ellas son las que han
abierto el camino pero la libertad que ellas han tenido se la niegan a su
hermana pequeña a la que consideran que tiene la obligación de darle el gusto a
sus padres buscándose un marido más convencional.
Es una película
realmente divertida que se suma a las últimas comedias que nos llegan de Francia.
Bienvenidos al norte, Intocable, Guillaume y los chicos a la mesa y ahora Dios mío,
pero ¿qué te hemos hecho? En su país de origen ha tenido mucho éxito y aquí no
debería ser menos. Sin duda una de las mejores opciones para ir a verla en
familia.
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