'Historias de Lavapiés' es el
primer largometraje que dirige en solitario Ramón Luque tras codirigir 'El
proyecto Manhattan' y 'Hollywood'. Atrás deja actores protagonistas de remakes
y guionistas traumatizados para enfrascarse en una película social con un
profesor con una personalidad un tanto difícil.
'Historias de Lavapiés' narra las
vivencias de varias personas socialmente desfavorecidas: una limpiadora sin
papeles, una prostituta con intención de dejar el trabajo… Todo enmarcado en el
multicultural barrio de Lavapiés. Durante los noventa minutos que dura veremos
que hay mucho amor y trabajo tanto detrás como delante de las cámaras. Se nota
que tanto el equipo técnico como el artístico ha estado involucrado al cien por
ciento, intentando crear una serie de relatos que sirvan a la vez como
entretenimiento y como denuncia. Sin embargo estos relatos se quedan a medio
camino por varios motivos. El principal es que el espectador, a pesar de ver a
los personajes pasarlo mal, no acaba de sentirse identificado con ellos, quizá
porque es todo demasiado pesimista e ingenuo al mismo tiempo. Otro motivo son
los excesivos diálogos que no dejan espacio al subtexto, haciendo que todo
-aunque bien expuesto, eso sí- resulte demasiado obvio. Que la trama avance tan
lento y algunas de las situaciones parezcan repetidas no ayuda. Lo bueno es que
gracias a estas 'Historias de Lavapiés' muchos de los dramas cotidianos que
sufren los protagonistas se harán un poco más conocidos y el espectador mirará
de otra manera al mundo que le rodea, siendo más consciente de lo puede pasar
no sólo en su barrio, sino en su edificio o en su mismo rellano.
El reparto interpreta sus
personajes con cariño y muchas ganas, aunque se echa en falta más trabajo de
dirección de actores en algunos momentos, sobre todo con algunos secundarios. Lo
más curioso de este apartado es, sin duda,
Guillermo Toledo. A ratos está convincente y a ratos parece que actúa a
desgana. Su personaje, a pesar de ser el protagonista indiscutible, es el que
menos empatía genera debido a su actitud. Además, al espectador
-desgraciadamente- se le hará difícil separar a Ernesto, profesor acomodado,
del Guillermo Toledo con acceso a internet, ése que de vez en cuando suelta
alguna perla que indigna a los internautas y que aparece en todos los medios de
comunicación. Esto es uno de los mayores lastres de la película, algo que es
tan desafortunado como incontrolable por el equipo.
'Historias de Lavapiés' es un
retrato algo difuso
de uno de los barrios más vivos de Madrid, que sin embargo
merece la pena ver por todo el trabajo que hay detrás, desde el director y los
actores hasta los extras de la primera secuencia.
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