Oliver Megaton, director de 'Venganza 2: conexión Estambul', repite dirigiendo 'V3nganza', la última película de la saga protagonizada por Liam
Neeson y creada y producida por Luc Besson. Si las dos anteriores eran películas flojas,
con sus pocos más y sus muchos menos, ésta se lleva el premio.
Todo comienza con el ex-agente
especial Bryan Mills siendo el feliz mejor amigo de su ex mujer, el padre perfecto que regala un oso de peluche gigante a su hija por su cumpleaños.
Desde ese primer momento en el que dicen una de las peores frases de la película
-tan mala que haría avergonzarse a los guionistas de cine de serie Z- nos damos
cuenta de que la película -a demás de ir a peor- no va a destacar por los diálogos y mucho menos por
sus interpretaciones. Son dignas de la serie Z más casposa. Y hay quien dirá que ni falta que hacen porque es un film de acción, ¿no? Pues no. En
teoría no hacen falta unos diálogos brillantes cuando la acción es buena. En teoría, pero en la práctica 'V3nganza' tiene un problema -quien dice uno dice varios-, y es que los
momentos en los que los coches superan los 150km/h, vemos cuatro explosiones en
dos minutos y a un montón de especialistas dándose puñetazos y patadas son aburridos. Así, sin más.
Se nota que Liam Neeson tiene una edad, y no sólo en las peleas coreografiadas
de manera bastante torpe, sino cuando corre, salta o hace cualquier tipo de esfuerzo
físico. Oliver Megaton y los cuatro -¡cuatro, ni más ni
menos!- parecen haberse puesto de acuerdo para conjugar una acción rodada con
vaivenes constantes de la cámara que nos dejan ver más bien poco y un montaje con tantos
cortes que harán que el espectador se pregunte de quién es ese puño o quién ha
recibido esa patada. A pesar de recibir tanto estímulo visual incluso los fans
de la saga acabarán aburriéndose, preguntándose por qué han decidido sacar una
nueva e innecesaria entrega de las aventuras forzosas de Bryan Mills.
'V3nganza' derrocha acción:
disparos, persecuciones, disparos durante persecuciones, múltiples explosiones,
peleas mediocres y alguna que otra carrera. Pues bien, esto no estaría mal si
no fuese por la decisión -una de las peores que han podido tomar- de no mostrar
más de tres gotitas de sangre y unas heridas que parecen maquilladas por un
niño de cinco años. ¿Qué alguien recibe dos tiros en el abdomen llevándolo al
descubierto? Pues le pintan dos circulitos naranjas y listo, porque todos
sabemos que si alguien recibe un disparo no sangra. Igual que cuando hay una
herida con un cuchillo: una línea anaranjada y arreglado. Absurdo censurar la sangre en una película con una carga tan alta de violencia.
A nivel de guión, y dejando los
diálogos a un lado, nos encontramos con situaciones inverosímiles incluso
dentro del género. Los giros de guión y las explicaciones no sólo rozan el absurdo en algunas ocasiones, sino que lo superan. La resolución de problemas algunas veces está tan cerca de un
deus ex machina que sólo podemos
llevarnos las manos a la cabeza asombrados por el descaro y poca habilidad de Luc Besson y Robert Mark Kamen como guionistas. Los personajes, construidos con los peores fragmentos los peores personajes de las
peores películas de acción, son un tópico tras otro ya sean buenos o malos:
los buenos son buenísimos y los más nobles, los malos malísimos y todos son lo que parecen. Los
personajes peor construidos son, sin duda, estos últimos: rusos sin ninguna inquietud más
allá de destruir y matar o de acostarse con despampanantes rusas en el jacuzzi
de su mansión-cuartel general del mal absoluto. Las mujeres podrían haber sido
sustituidas por floreros y nadie se habría dado cuenta, ya que se limitan a
gritar asustadas, morir o ser secuestradas -y salvadas-.
En definitiva, 'V3nganza' es
acción comercial aburrida y con poco sentido, un despropósito poco
recomendable. Tan poco recomendable que ni siquiera se podría aguantar un
domingo con resaca. Lo mejor en ese caso sería ponerse 'Zombeavers', que aunque sea mala tiene momentos desternillantes y ningún tipo de pretensión.
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