martes, 24 de febrero de 2015

Crítica: Kingsman: servicio secreto de Matthew Vaughn


Hay parejas cinematográficas que no deberían separarse nunca: Danny Elfman y Tim Burton o Joel y Ethan Coen, por ejemplo. Pues desde 'Kingsman: servicio secreto' hay una nueva pareja imprescindible: Mark Millar y Matthew Vaughn. 'Kick-Ass' supuso un soplo de aire fresco en el  -todavía no muy- viciado mundo de los superhéroes. Con un humor de lo más gamberro y mucha predisposición a la hora de mostrar peleas de lo más violentas en pantalla, la primera adaptación de una obra de Mark Millar por Matthew Vaughn dejó al público un buen sabor de boca que aún se mantiene.


En 'Kingsman: servicio secreto' encontraremos los mismos ingredientes que en 'Kick-Ass': creación de un héroe un tanto peculiar partiendo de un perdedor, peleas brutalmente divertidas y mucho, muchísimo humor gamberro. La forma en que los personajes principales son presentados es de lo mejor, ya que el espectador se hará una idea de lo que ha pasado durante la elipsis de varios años que hay al principio de la película sin necesidad de explicarlo. La formación del héroe, encarnado a la perfección de Taron Egerton, podría hacerse pesada de no ser porque entrelazan su historia con la del villano a partes iguales, no relegándolo a aparecer en un segundo acto de manera algo improvisada como suele pasar en las primeras partes de este tipo de películas. El desarrollo de personajes está muy trabajado, ya que cada uno tiene una personalidad única más allá del estereotipo. Incluso me atrevería a decir que el villano es el que mejor dibujado está por razones que, cuando veáis la película, entenderéis. Otra virtud del guión es que no resulta para nada previsible, sorprendiéndonos cada poco tiempo. El guión está tan bien escrito que cada conversación y cada acción, por pequeña que sea, tiene relevancia. Las escenas de diálogo resultan -casi- tan estimulantes como las de acción.  Para ser una película de acción, sus chistes y gags -a veces sutiles y elegantes, otras no tanto pero igualmente o incluso más graciosos- son mejores que los de muchísimas comedias. De hecho hubo algunos momentos en los que todo el mundo en la sala no podía parar de reír… durante un rato.


Es de agradecer que en este tipo de películas no sólo se elija a los típicos actores jóvenes y guapos. Si de algo pueden estar orgullosos -otro motivo más- los responsables de 'Kingsman' es del casting: sí, el protagonista, Taron Egerton, es el típico guaperas por el que las adolescentes suspiran y podrían forrar sus carpetas, pero es que además actúa bien. Jugar a convertirse en espía se le da de lujo. Taron Egerton tiene unos compañeros de lujo: Samuel L. Jackson nos diverte con cada frase y deja al espectador queriendo más. Pero sin duda, la gran sorpresa de la película, es Colin Firth, ya que parece que lleva toda su carrera protagonizando películas de acción. Pocos actores hay tan versátiles como él, y esa versatilidad queda patente aquí. Este papel le sienta como un traje hecho a medida y no sería capaz de imaginarme a otro actor interpretando el mismo personaje. En el lado contrario está Michael Caine, que una vez vuelve a hacer de mayordomo/ayudante obediente. No es que lo haga mal. De hecho lo hace perfectamente ya que es el papel que más ha interpretado en estos últimos años. El resto del reparto está perfecto, destacando a Sofia Boutella y Sophie Cookson.



La dirección es otro de los puntos destacables dentro de 'Kingsman': Matthew Vaughn le da un ritmo endiablado a las escenas de acción, rodadas con gusto. La planificación elegante o trepidante dependiendo del momento, junto con la fotografía de George Richmond, la dirección de arte y el vestuario hacen de ésta una película agradable de ver. Las peleas están coreografiadas al milímetro y son de lo más entretenido. Toda la acción está planificada y escrita de tal manera que hace que 'Kingsman' no sea la típica película de acción en la que el héroe se lía a puñetazos, patadas y disparos con los malos hasta quedarse solo. Es lo que hace que sobresalga de la media. Los efectos especiales, sin ser los de un blockbuster estilo 'Transformers', son de lo más efectivo. La combinación de efectos especiales y los imaginativos gadgets que aparecen durante la película da como resultado que no sólo quedemos fascinados por esos aparatejos tan útiles y queramos verlos más, sino que además querremos tenerlos todos en casa.

Conclusión: 'Kingsman: servicio secreto' es algo que no deberías perderte si te gustan las películas de espías. O de acción loca. O de humor. Se estrena el viernes veintitrés de febrero, y yo pienso volver a verla.

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