Del director Eric Lartigau, uno de los que nos trajeron
hace dos años la comedia Los infieles, nos llega La familia Belier, una
historia en la que prácticamente todos los miembros son sordomudos excepto una
joven. Paula acaba descubriendo sus grandes cualidades para la música y que
posee una hermosa voz, talente que su familia no puede apreciar. Realmente es
curioso como en una película en la que la música es tan importante los
personajes protagonistas no puedan disfrutarla. La banda sonora es una
selección de las mejores canciones de Michel Sardou, que no conocía y que ha
sido todo un descubrimiento. Es un estilo parecido al de Julio Iglesias y la
película funciona casi como un homenaje a sus canciones que hablan de amor y de
pasión. Nos metemos en la vida de esta singular familia que se dedica a la
fabricación de quesos y como con la ayuda de su hija mayor apenas tienen
dificultades para la vida diaria. Ella ha tenido que madurar antes de tiempo y
ha tenido que tener unas responsabilidades poco apropiadas para su edad, eso
hace que sus padres se hayan relajado y se tomen la vida de una forma más
lúdica porque saben que en caso de problemas siempre tendrán a Paula para que
lo solucione. Tiene un arranque realmente divertido y es que las situaciones
con los padres son algo que realmente un hijo no debería vivir pero que vistos
desde fuera causan sorpresa como cuando la hija tiene que hacer de traductora con
el médico hablando de cuestiones sexuales y que deberían hacer un periodo de
abstinencia a causa de una infección. La protagonista vive por y para su
familia, para la granja y como mediadora ya que al ser la única con oído es la
que les acerca al resto de vecinos. No sabe qué es lo que va hacer con su vida
más allá de su familia así que cuando descubre la música, de un modo casual, ve
una salida y una forma de desarrollarse como persona. Paula empieza en el coro
pero el talento que intuye su profesor le hace ver que ahí es donde está su
futuro y que debería ir a Paris a una buena escuela así que gran parte de la
trama es esa preparación y cómo afecta esa decisión al entorno familiar. Los
cambios, incluso los que son para mejor, no son fáciles de asimilar y ahí es
donde el director se centrará. La historia tiene sus momentos de comedia, realmente
las escenas con los padres son hilarantes, así como con su raro profesor de
música. Es alguien que no ha podido desarrollarse como profesional de la música
y para el ser profesor en un instituto es algo que no lleva demasiado bien,
quizás Paula le haga ver el valor de su trabajo y que merece la pena. Pero no
sólo son risas, también tiene su lado de ternura que nos emociona y conmueve,
esa relación entre los cuatro miembros de la familia es envidiable, la forma en
la que se quieren aunque no siempre se entiendan es algo a lo que muchos
aspiramos.
No podría terminar esta reseña sin mencionar el trabajo
de los actores que hacen un gran trabajo. No debe de ser nada fácil un papel como
este. Los actores trabajan con la palabra y aquí tienen que sustituirla por el
lenguaje de signos que han tenido que aprender. Es un hándicap que superan con
nota. Incluso la actriz que interpreta a Paula tiene que aprenderlo porque aunque
ella no es sorda ni muda es la voz y los oídos de su familia. La elección de Louane
Emera como Paula no es casual, la joven actriz también tiene su carrera como
cantante. Ha participado en varios concursos musicales en donde ha demostrado
su talento como la versión francesa de La Voz y ya ha sacado su primer disco. En
definitiva La familia Belier es una gran comedia como las últimas que nos han
llegado desde Francia, un humor que ha dejado de ser particular para abrirse al
mundo y que puede triunfar fuera de sus fronteras.
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