A falta de una
historia de amor, en esta película nos cuentan dos que suceden
intermitentemente pero en dos tiempos distintos. Una en el pasado y otra en el
presente. La primera sucede entre una exiliada europea que ha dejado su país
por el ascenso del nacismo y un joven americano y la otra entre una estudiante
universitaria y un profesional del rodeo. La historia está basada en una novela
de Nicholas Sparks, uno de los autores que más romanticismo ha llevado a la
gran pantalla con otros títulos como El diario de Noa, Querido John o Mensaje
en una botella. Son historias que suceden a lo largo del tiempo y del espacio y
con un claro marco de tragedia. Cuando todo parece que va bien en la pareja
sucede algo que lo cambia todo. Aunque las dos historias se han juntado bien
hay grandes diferencias entre ellas y hay una claramente superior a la otra.
Sin duda la historia protagonizada por Ira y Ruth es la que más cautiva. Quizás
no tanto por lo que cuenta sino por lo que deja volar a la imaginación. Por lo
que me cuentan en el libro no se dejan tantos espacios en blanco y cuentan toda
la historia, aunque lo que nos cuenta no sea satisfactorio, o por lo menos la
respuesta que nos da el autor no me convence y prefiero lo que yo me pueda
imaginar.
Sin destripar demasiado la historia hay una parte en la que Ruth
decide abandonar a su marido y posteriormente nos cuentan que son poseedores de
una gran pinacoteca. Ella es profesora en un colegio y me pregunto qué es lo
que hizo el tiempo en el que estuvo fuera de casa y cómo consiguió esa magnífica
colección de cuadros. Prefiero pensar que Ruth tenía una doble vida de espía y
que no quería perjudicar a su marido así que decide alejarse de él pero el amor
es tan grande que acaba volviendo. Esos cuadros han podido ser el pago de algún
servicio. La interpretación de Oona Chaplin es emoción contenida y es sin duda
lo mejor de la película. Ruth e Ira son los grandes amantes de esta película en
la que también aparecen Sophie y Luke, ella estudiante que está preparando su
trabajo fin de carrera y ya buscando un trabajo en el mundo del arte y él que se dedica a montar toros.
Vienen de dos mundos opuestos y con visiones muy diferentes de la vida. Pero la
atracción y el amor les une y eso hace que si quieren seguir juntos tengan que
ceder. Su historia es más convencional y más vista. Ver cómo lo hace el hijo de
Clint Eastwood es lo que más puede causar interés y ver en qué punto se
relacionan ambas historias y cómo. Al final no tienen tanto en común cómo me
hubiera gustado pero como ya he dicho se complementan bastante bien. No
quisiera acabar esta reseña sin mencionar la presencia de uno de los grandes
del cine Alan Alda como un maduro Ira, que será el testigo del amor entre la
joven pareja del presente.
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