Imagina ser un amante del jazz.
Imagina estar dando un paseo por un mercado al aire libre, fijarte en un puesto
en el que venden vinilos y entrar sólo por curiosidad. Imagina que encuentras
un disco que llevas años buscando, y que lo compras por mucho menos de lo que
habrías pagado. ¿Cuál es el siguiente paso? Volver a casa a toda prisa para
escucharlo tranquilamente. Y ahora imagina que, cuando vas a empezar a
escucharlo, el mundo se pone en tu contra para interrumpir la escucha a la
mínima oportunidad. Ésta situación es la que nos trae Patrice Leconte, basada
en una obra escrita por Florian Zeller.
Une heure de tranquillité, nombre original tanto de la obra como de
la película, nos presenta una situación bastante peculiar que da mucho juego al
humor más o menos sofisticado con un ritmo que no decae. Por suerte el director
ha decidido dar al espectador una película cortita -setenta y nueve minutos-
que estirarla y perjudicar la fluidez con la que pasa todo. Gracias a unos
personajes típicos como el vecino pesado, la señora de la limpieza insistente o
los albañiles chapuceros el protagonista, un francés acomodado llamado Michel,
vivirá situaciones de lo más cómicas. Además, al ser personajes tan conocidos,
el espectador se meterá en la piel del protagonista sin problema y le molestará
cualquier interrupción. De todas maneras, el egoísmo como tema central de la
película está tan bien marcado que no se nos irá de la cabeza que Michel es un
poco interesado y ruin, cosa que se agradece ya que en algún momento sentimos
que se merece lo que le pasa. Sin duda los momentos más divertidos son en los
que el caos se apodera de la pantalla y, aunque son pocos, son pequeñas joyas
de situación que provocarán más de una carcajada al espectador. Durante el
resto de la película también se escucharán risas generalizadas en la sala, ya
que los puntos de humor están tan bien dosificados que no pasarán más de cinco
minutos, como muchísimo, entre uno y otro. Si hubiese que destacar algo
negativo sería la corriente que alimenta esta película en la que los
protagonistas son gente adinerada con problemas superfluos que a veces hará que
el espectador no se identifique con los personajes.
En cuanto actores hay que
destacar a Rossy de Palma, que da vida a la película cada vez que aparece. Esta
actriz es una de las mejores de decisiones de la película. Del resto del
reparto destacan Christian Clavier como protagonista, Stéphane De Groodt como
vecino insoportable o Sébastien Castro como hijo de Michel. Se nota que el
director se ha volcado en la dirección de actores, ofreciendo una planificación
sencilla aunque efectiva. La banda sonora cumple su cometido, al igual que la
dirección de fotografía.
'No molestar' es una comedia
ligera pero cargada de momentos en los que la risa será la reacción
generalizada del público. Sólo por ver a Rossy de Palma en este papel, merece
el visionado. Eso sí, en versión original.
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