jueves, 2 de julio de 2015

Crítica: Asesinos inocentes, de Gonzalo Bendala


¿Qué pasaría si para acabar la carrera tuvieses que matar a tu profesor? ¿Y si fuese él mismo quien te lo pide y además, a cambio, te ofrece el dinero que tanta falta te hace para terminar con unas deudas pendientes? En esta tesitura se encontrá el protagonista de 'Asesinos inocentes', la primera película de Gonzalo Bendala.



La historia empieza tranquila, presentando a los personajes principales, hasta que una elipsis de dos años nos muestra la situación actual de Francisco Garralda, el protagonista. Está a punto de perder su casa y no le contratan en ningún sitio por faltarle una asignatura, así que va a hablar con Espinosa, su profesor, para ver cómo puede subir la nota un punto, que es lo que le falta para llegar al aprobado. A partir de la macabra proposición del profesor la historia entrará en una espiral de sospechas y miedos en la que sus amigos acabarán cayendo. Si algo bueno tiene 'Asesinos inocentes' es la forma de dosificar la información, a cuentagotas y con un ritmo lento pero seguro. Además está el factor moral de la decisión del protagonista, que se debate entre sus necesidades y su conciencia. Lo malo… lo malo es que esa información dosificada con cuentagotas y la parte moral dan igual al espectador por culpa de un guión con muchas lagunas. La credibilidad es una de ellas, ya que nunca llegamos a identificarnos del todo con Francisco Garralda y su disyuntiva. Esto puede deberse a que el personaje no está del todo bien construido. Eso mismo le pasa al profesor, que afirma que es incapaz de suicidarse y que prefiere que uno de sus alumnos le asesine. Los secundarios están bien definidos, pero el espectador no conseguirá crear un vínculo con ninguno de ellos. Además, a lo largo de la película, las situaciones inverosímiles o involuntariamente cómicas irán ganando terreno a la seriedad haciendo que acabemos desconcertados al no saber cómo reaccionar a lo que estamos viendo en pantalla. Pese a todo se agradece muchísimo el intento de J.M. Asensio y Gonzalo Bendala de traer a las pantallas un thriller con una premisa distinta. Incluso hay algunas situaciones en las que no podremos apartar los ojos en la pantalla debido a la tensión, pero estos, por desgracia, son los menos. El problema está en que el guión, sin duda, necesita un par de repasos más y podría haber quedado un producto notable.



Técnicamente es una película cuidada, tanto el apartado visual como el sonoro. La planificación es elegante, dando algunos momentos  realmente efectivos. Sin embargo el casting baja la nota general. No es que los actores estén mal, porque están correctos la mayoría del tiempo. Lo que pasa es que son mayores, o aparentan más edad de la que tienen, y no dan el pego como universitarios ninguno de ellos. De hecho entre ellos hay saltos de hasta siete años, y se nota. La que mejor parada sale es la gran Aura Garrido, ya que además de parecer estudiante, es la que más destaca dentro de la película incluso no siendo ésta una de sus mejores interpretaciones. También hay que destacar a Alvar Gordejuela, que clava su papel de compañero repelente.


'Asesinos inocentes' es una apuesta arriesgada, pero de agradecer. Si se hubiese dado un par de vueltas al guión y el casting hubiese sido menos comercial probablemente estaríamos ante una película (y un director) que daría que hablar.

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