El ganador del Oscar Charlie
Kaufman se pone a los mandos de la que es su tercera película para darnos algo
menos marciano pero con muchísima alma: 'Anomalisa'.
Michael Stone, el protagonista de
'Anomalisa', es un escritor de libros motivacionales que ha perdido el interés
en todo: todas las personas le parecen igual, incluso la voz de absolutamente
todo el mundo es igual. Michael llega al
hotel de la ciudad donde dará su próximo congreso y, sin esperarlo, encontrará
algo que le haga replantearse su vida. Con esta sencilla premisa Charlie
Kaufman firma un drama pausado, profundo, emotivo y sincero que habla sobre la
soledad que puede llegar a sentir alguien a pesar de estar rodeado de gente que
le aprecia y admira. Los diálogos, en la superficie, pueden parecer sosos,
incluso irrelevantes, pero a poco que el espectador tenga un mínimo de
sensibilidad percibirá un subtexto rico y lleno de matices. Es curioso que todos los personajes, ya tengan
una sola línea de diálogo o un monólogo, estén tan bien construidos. No puedo
decir mucho más de esto sin contar una parte –clave, me atrevería a decir– de
la película que es una gozada descubrir siempre y cuando el espectador no haya
visto el tráiler. Sólo añadir que es increíble cómo un guión consigue humanizar
y dar vida a los muñecos con los que está hecha la película.
Podría dar la impresión de que la
utilización de la animación para esta película no es más que un alarde, pero
nada más allá. El reto de dotar de vida a las marionetas y hacerlas más reales
que a muchos de los actores de carne y hueso que llenan pantallas es grande, y
personalmente no puedo imaginar 'Anomalisa' siendo una película con actores
reales. Los actores de doblaje están de diez en sus interpretaciones, todos
ellos. Se nota la mano de Charlie Kaufman a la hora de haber sido dirigidos, ya
que teniendo una conversación banal consiguen expresar con la voz infinidad de
sentimientos. Y si ya he dicho que el guión y los actores están sobresalientes,
la planificación y la dirección de fotografía, y el trabajo de animación, no se
quedan atrás. Cada plano podría ser expuesto en un museo, ya que tanto la
composición como la iluminación, de Joe Passarelli, hacen de ésta una película
tremendamente estética con unos movimientos de cámara tan trabajados que es un
gusto verlos. Los muñecos tienen un solo pero, y es la división horizontal que
tienen a la altura de los ojos. Al cabo de un rato el espectador deja de
fijarse en ese detalle, pero al principio cuesta olvidarlo. El diseño de los
escenarios y la paleta de colores elegida encajan perfectamente con la
dirección de fotografía.
'Anomalisa' es uno de los guiones
más sencillos de Charlie Kaufman, pero siendo, a su vez, de sus mejores
trabajos por la sutilidad con la cuenta el periplo de Michael Stone. Una
delicia extraña y fascinante a partes iguales no apta para todos los públicos.
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