La segunda jornada del Festival de Cine Alemán de Madrid empezó con la
sesión infantil de Rico, Oscar y el misterio del bingo, la secuela de Rico,
Oscar y las sombras profundas que se proyectó el año pasado. El director
Wolfang Groos tiene una filmografía en
la que predominan películas pensadas para un público joven como la que pudimos
ver hace unos años Die Vampirschwestern que aquí se tradujo con el título de
Las hermanas vampiresas. La película que nos ocupa cuenta la historia de dos
muy buenos amigos que tienen una relación muy especial. Son muy diferentes y
seguramente por eso se complementan bien. El misterio les persigue y se ven
envueltos en una extraña trama de robos y de extorsiones en la que puede estar
implicada la madre de Rico. La película está llena de humor y de acción y todo
desde una visión para un público joven. Pero eso no significa que un adulto no
pueda disfrutar de la película. La trama que hay detrás y la historia no tiene
mucho de infantil. El mundo en el que se mueve la madre de Rico es bastante
sórdido y el club nocturno en el que trabaja sugiere que allí se pueda
practicar la prostitución. Hay malos tratos y se le chantajea y ella se ve
obligada a vender mercancía robada y seguramente a blanquear dinero. Del reparto
destacaría a Karoline Herfurth como la madre de Rico y a la que ya vimos en
este festival como una de las profesoras de Fack ju Göhte y Ronald Zehrfeld, vecino de Rico y su madre,
y que fue uno de los policías de El caso de Fritz Bauer que se estrenó hace
poco. Las aventuras de estos dos jóvenes investigadores son muy divertidas,
esperamos que siga porque promete Hoy domingo hay otra oportunidad de verla.
Ya por la tarde la película fue Refugio de Marc Brummund. Este es su primer
largometraje después de dirigir varios cortometrajes y algún capítulo de varias
series de TV. Rodada en los escenarios originales en los que sucedió la
historia nos lleva a un centro religioso en donde son enviados jóvenes
conflictivos. Sus familias les rechazan y allí tienen que convivir en un
ambiente violento en donde los más fuertes sobreviven. La represión, la dureza
con la que tratan a estos jóvenes es brutal. Entran siendo unos jóvenes
conflictivos y complicados pero terminan contagiados con la violencia como
forma de relacionarse con el mundo. Esos centros de internamiento los
deshumanizan, los convierten en animales y los explotan. Lo más duro no son
solo las imágenes sino saber que estos centros han estado operativos hasta
mediados de los 70 y como cuentan al final de la película no ha sido hasta hace
poco que se han indemnizado a estos jóvenes. Es un buen primer largometraje. El
trabajo de los jóvenes actores, especialmente los dos que tienen más peso en la
historia. Dentro del reparto destaca entre uno de los tutores del centro Max
Riemelt que es la cara más conocida. Es uno de los protagonistas de Freier Fall
(Caida libre) que pudimos ver hace un par de años y que según la web IMDb habrá
secuela y también lo podemos ver en la serie de Lilly Wachowski Sense8 junto a
Miguel Angel Silvestre.
Yo y Kaminski es la nueva película del director de Good Bye Lenin, Wolfgang
Becker que vino a Madrid a presentarla y charlar un rato con los espectadores.
La película está basada en una novela de Daniel Kehlmann. Tiene como
protagonista a un joven periodista que se pone como objetivo escribir la
biografía del pintor Kaminski como resumen de la obra de su vida y antes de que
se muera y alcance una gran popularidad. Los dos personajes harán un viaje como
si de un maestro y un discípulo se trataran. De una desconfianza mutua van a un
acercamiento pasando por unas fases en las que no sólo se moverán físicamente
sino los dos se ayudarán a cambiar la forma de ver el mundo y a ellos mismos. Como
en Good Bye Lenin la película está protagonizada por Daniel Brühl. Es uno de
los mejores del cine actual y lo podemos ver en megaproducciones como Capitán
América: Civil War, en Malditos Bastardos o en películas más pequeñas como
esta. El arte, como no podía ser de otra forma, está muy presente en la
película.
Esta jornada terminó con otro debut en la dirección. Nosotros los monstruos
de Sebastian Ko. La historia de partida es interesante, la hija de unos padres
divorciados reconoce que ha asesinado en un arrebato a su mejor amiga. Ante
algo tan extremo e inesperado los padres reaccionan intentando proteger a su
hija. No quieren saber cómo ha sido ni por qué lo ha hecho, tan sólo intentan
superarlo y que todo vuelva a ser como antes. Como espectadores no ponemos en
la situación de los padres y nos preguntamos si en una situación semejante
podríamos actuar de otra manera. Aunque ellos mismos se consideren unos
monstruos por defender a su hija y por todo lo que hacen, ¿acaso podrían hacer
algo distinto? Es una película especialmente dura por la sensación de desamparo
y de impotencia que sentimos ante la imposibilidad de hacer nada, viendo cómo
los personajes van a un final trágico. El desenlace es inesperado y brillante
aunque creo que los verdaderos monstruos son los guionistas que han escrito una
historia que no tiene ninguna compasión hacia sus personajes.
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