viernes, 23 de septiembre de 2016

Crítica: Los siete magníficos de Antoine Fuqua


El western es el gran género de cine americano, al fin y al cabo es la historia de cómo se ha forjado la gran nación que son en la actualidad. La historia la cuentan los vencedores y detrás de los colonos que vienen del viejo mundo y que empiezan una nueva vida en el nuevo continente está la gran masacre de los nativos y el robo de sus tierras. Los americanos han logrado hacernos creer que ellos eran los buenos en las historias y que los indios eran unos salvajes que aparecían por ahí y que se dedicaban a matar y a quitarles la cabellera. Por cierto, la costumbre de arrancarles el pelo a sus víctimas no era una costumbre que empezaran ellos sino que fue algo que les enseñaron los franceses. Esta es una visión que aparece en la mayoría de estas películas. No suelo rechazar un tipo de películas pero siempre he tenido reparos con el cine de western porque me han parecido películas aburridas y que no aportaban nada. Hay excepciones como el remake de Valor de ley que hicieron los hermanos Cohen en el 2010. Los siete magníficos de la que hoy hablamos también es una de esas excepciones. Remake del clásico de 1960 que a su vez era una versión libre de la película japonesa Los siete samurais de  Akira Kurosawa. Frente a los westerns tradicionales aquí los indios apenas tienen un papel importante y son acompañantes de los malos que buscan acabar con la tranquilidad de un pequeño asentamiento que busca consolidarse y formar una ciudad. Los malos ven ahí una oportunidad para conseguir tierras sin apenas costo y se las quieren arrebatar a aquellos que las robaron primero. Frente a la cobardía y el miedo de los hombres tan sólo una mujer tiene el coraje y el valor de buscar una solución. Para enfrentarse a una banda de malechores busca algo parecido a un grupo de hombres para salvar a su emergente ciudad. Son siete hombres que en un principio tienen poco de valerosos y que no son los más indicados para repartir justicia, no son precisamente un modelo de conducta pero tienen fuerza y valor y eso es lo más importante. 


La historia es épica y tiene fuerza pero sobre todo lo más importante son los personajes y por supuesto los actores que los dan vida. Son un gran grupo de actores que saben sacar todo su potencial. El grupo que dirige Denzel Washington tiene entre sus filas también a Chris Pratt aportando su toque cómico caaracterístico y un Ethan Hawke con un personaje que parece acabado pero que aún tiene mucho que aportar. La historia tiene pocos personajes femeninos, el único a destacar es el de Emma Cullen que interpreta Harley Bennett. Una de las grandes revelaciones en sin duda en el lado de los malos. Peter Sargaard encarna al malvado Bartholomew Bogue.  Es un papel pequeño pero que realmente destaca en las escenas en las que aparece. El director Antoine Fuqua es un director que tiene una filmografía bastante variada pero siempre tirando al género de trhiller y policiaca. Atreverse con un remake de un clásico tiene su mérito porque ¿cómo consigues aportar algo nuevo a lo que otros ya han contado? El mayor sentido de hacer una nueva adaptación es acercar el género con el estilo visual y la narrativa actual, acercar el western al nuevo público que no lo tiene tan presente. Películas como Los odiosos 8 de Tarantino hacen que no se pueda dar por muerto el western aunque es cierto que tiene que adaptarse a los nuevos tiempos para sobrevivir. Buena película en definitiva.


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