Skin parte de una
historia real de un joven que ha crecido en un ambiente racista y de
odio. Cuando le vemos lo más llamativo son sus tatuajes, un rostro
lleno de una historia escrita por símbolos de rechazo a lo que no
comprenden, a lo diferente. Cuando el protagonista conoce el amor
busca salir de todo eso y es básicamente lo que nos cuentan, el
camino de redención. Esa huida de su pasado no es algo que le
resulte sencillo, la oposición de esa familia postiza que busca
retenerlo de cualquier modo hasta las evidentes marcas que lleva en
su piel que le impiden empezar de cero. Hay una violencia muy
intrincada de la que es difícil escapar. Bryon Widner fue en su
momento un joven problemático que no tenía familia y encontró en
Shareen y Fred una familia y un amor que no conocía, una protección
que acabaría pagando demasiado caro.
La película tiene una
historia muy potente y unos actores que hacen una gran inmersión con
los personajes. Cuesta ver en el protagonista al niño que en su
momento fue Billy Elliot. Jamie Bell hace una gran interpretación,
una de las mejores de su filmografía. Vera Farmiga le da la réplica
de una forma magistral como esa madre adoptiva que parece que busca
lo mejor para ellos, pero que tan sólo busca perpetuar sus
prejuicios y sus odios. La realización es más convencional. Tiene
un tono que busca reflejar lo que sucede sin tomar partido. Nos
muestra lo que ha sucedido de la forma más objetiva posible y
tenemos que sacar nuestras propias conclusiones.
En general me ha parecido
una película correcta y de alguna forma necesaria. En momentos de
crisis en lo que no hay apenas certezas, es fácil caer en el
fanatismo y en el rechazo a lo que no comprendemos. Encontrar el amor
y superar el miedo y el odio es lo que busca el personaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario